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La relevancia del factor de impacto

Christine Lee
Christine Lee
Escritora senior / Profesora adjunta de escritura

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Uno de los objetivos compartidos entre investigadores y editores es lograr un impacto significativo y reconocido en el cuerpo de la investigación, y una de las maneras en la que se puede conocer la amplitud del impacto es con cuánta frecuencia y dónde es citado su trabajo.

El factor de impacto, o índice de impacto, es crucial para la reputación y ranking de las revistas. Y oscila entre ambos sentidos, ya que los investigadores también tienen factores de impacto basados en su influencia en la investigación. De alguna manera, estos puntajes son una especie de servicio de emparejamiento entre revistas en busca de investigaciones de alto impacto e investigadores en busca de revistas de alto impacto.

La publicación en revistas de alto impacto puede afectar una evaluación institucional de un investigador y el posterior financiamiento de la investigación. A su vez, un factor de impacto alto ayuda a una revista a encontrar investigaciones prestigiosas y aumentar sus tarifas de suscripción. Conclusión: el factor de impacto afecta el balance financiero de todas las partes involucradas.

Si bien hay muchas maneras en que la reputación de una revista puede medirse y clasificarse, el Journal Impact Factor es, hasta la fecha, el estándar de la industria. Este mide la frecuencia de los artículos citados en una revista durante un período de tiempo determinado.

Esencialmente, el factor de impacto es calculado dividiendo el número de citas del año actual entre los artículos publicados en esa revista durante los dos años anteriores (o un lustro en el caso del Factor de Impacto de Cinco Años).

Así, en 2019 el factor de impacto sería calculado de la siguiente forma:

Factor de impacto 2019 = A/B

(A= El número de veces que todos los artículos publicados en esa revista en 2017 y 2018 fueron citados por publicaciones indexadas durante 2018; y B = el número total de artículos publicados por la revista en 2017 y 2018).

Eugene Garfield, quien definió el sistema en la década 1960, lo describió recientemente como:

“El término “factor de impacto” ha evolucionado gradualmente para describir el impacto tanto de la revista, como del autor. Los factores de impacto de una revista generalmente involucran una población de artículos y citas relativamente grande. Los autores individuales generalmente producen un número menor de artículos, aunque algunos han publicado una cantidad fenomenal. Por ejemplo, el cirujano de trasplantes Tom Starzl ha sido co-autor de más de 2000 artículos, mientras que Carl Djerassi, inventor del anticonceptivo oral moderno, ha publicado más de 1300” (2006, p.90).

La investigación académica y la publicación buscan contenido de calidad, y este contenido es medido en gran parte por el número de citas.

El factor de impacto de una revista ha atraído a disidentes que citan la inequidad y la “tragedia de los comunes”. Casadevella y Fang, entre otros, esbozan las maneras en que el factor de impacto fomenta la inequidad, reduciendo la investigación y el financiamiento para seleccionar revistas e investigadores. Afirman que “la tasa de citas es un indicador imperfecto para la calidad de la ciencia y la investigación”, y agregan que “un énfasis en la tasa de citas como medida de impacto desalienta perversamente la investigación en campos descuidados que merecen mayor estudio”. (2014, p.3)

Hoeffel abordó el debate en 1998, resumiendo la aceptación de la comunidad académica y el uso continuo del factor de impacto:

“El factor de impacto no es una herramienta perfecta para medir la calidad de los artículos, pero no hay nada mejor y tiene la ventaja de que ya existe y es, por lo tanto, una buena técnica para la evaluación científica. La experiencia ha demostrado que en cada especialidad, las mejores revistas son aquellas en las que es más difícil que un artículo sea aceptado, y estas son las revistas que tienen un alto factor de impacto. La mayoría de estas revistas existían mucho antes de que el factor de impacto fuera ideado. El uso del factor de impacto como una medida de calidad está muy extendido, porque se ajusta bien con la opinión que tenemos en cada campo de las mejores revistas en nuestra especialidad”. (1998, p.1225).

Han surgido formatos de puntuación alternativos, tal como CiteScore de Elsevier, SCIMAgo Journal Rank (SJR) y Source Normalized Impact per Paper (SNIP), todos los cuales ponderan fuertemente las citas en el cálculo de las mismas. Y si bien estas alternativas ilustran un cambio incremental, aún no han alterado el Journal Impact Factor.

Por tanto, el Factor de Impacto es una medida que es probable que se mantenga, y que afectará el panorama de la investigación por venir.

Hay una relación simbiótica entre editor e investigador. Cuando se alinean adecuadamente en propósito y calidad, la reputación de ambos puede mejorar.

Entonces, ¿cómo se alinean los investigadores y editores?

Los editores refuerzan la calidad, la innovación y el impacto a través de la siguiente estructura:

  • Revisión por pares
  • Revisión editorial y selección final
  • Revisión de manuscrito
  • Revisión final
  • Publicación

Los investigadores pasan por el siguiente arco a medida que publican:

  • Selección de editores
  • Escritura y formato para cumplir con las especificaciones del journal
  • Envío
  • Revisión
  • Aceptación
  • Publicación

Se puede ampliar aún más la selección de editores. En su investigación titulada “Selección de un medio de publicación apropiado: un modelo exhaustivo de criterios de selección para investigadores en una amplia gama de disciplinas académicas”, Knight y Steinbach (2008) esbozan las variables que utilizan los investigadores para decidir a dónde enviar su trabajo. Ellos destacan 3 categorías:

  1. “Probabilidad de aceptación oportuna
    1. Probabilidad de aceptación
    2. Cronología desde la presentación hasta la publicación
  2. Impacto potencial del artículo
    1. Reputación de la revista (credibilidad y prestigio)
    2. Visibilidad de la revista
  3. Cuestiones filosóficas y éticas
    1. Repositorios de acceso abierto
    2. Cuestiones bibliotecarias
    3. Propiedad intelectual / cuestiones de derechos de autor” (p.71)

Las variables y los componentes en una selección para investigadores y editores van desde el contenido de la investigación hasta cronología y cuestiones éticas. Sin embargo, la reputación es el único factor de selección que ocupa un lugar destacado tanto para investigadores, como editores. Esperamos que esto le ayude en su proyecto académico.